sábado, 11 de octubre de 2008

Lisa Gerrard

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Hay cosas que se encuentran por encima del bien y del mal, de lo celestial y lo terreno, que sobrepasan los sentidos, arrastran más hondo, arrebatan algo profundo, muy íntimo e irrecuperable; algo que muere dentro, mezclado con paz y éxtasis.
Te recorre la nuca como un relámpago de arena tibia y te eriza el vello.
Te desenmascara, te hace sentir débil… tan débil; frágil… tan frágil.
Por un momento eres consciente de que todo es efímero.
Te coloca en mágico equilibrio sobre un abismo que azota fuerte el viento.

La voz sobre las voces; el sonido de la perfección.
Si alguna vez supe que había una divinidad caminando sobre la Tierra fue cuando la escuché a ella; ella es la luz.
Cuando comienza Sanvean… su rostro cambia, se transforma… ella sabe que va a tocar las almas, sabe que es algo sublime, que tiene nuestro corazón en su mano; un profundo estremecimiento te recorre el cuerpo. Te conmueve profundamente.

Disfrútala… parte del directo de Dead Can Dance (Towards the winthin, 1994); viaja hacia tu propio interior.



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